CONSEJOS DE JUVENTUD 2.0: TRANSFORMAR LA INDIFERENCIA EN PODER DISRUPTIVO.

En línea con lo expresado en mi última columna, dónde hice un breve cambio de estilo especialmente en lo relacionado a la extensión de mis artículos, esta semana les presento una columna que aborda con síntesis diversos planteamientos en aras de romper esquemas desde la incidencia juvenil.


1. De la subestimación al reconocimiento estratégico.

El primer paso para transformar la realidad del país es dejar de subestimar a los jóvenes. Cada ciclo electoral revive el interés fingido de la política tradicional por la juventud, como si solo existieran cuando hay urnas que llenar. Es urgente cambiar esta mirada utilitarista y reconocer que las juventudes tienen el potencial de ser catalizadoras de una verdadera transformación social, política y económica. Si se les apoya con visión de largo plazo, los resultados no solo son posibles, son revolucionarios.

2. La fuerza de la juventud independiente y consciente.

El país necesita un cambio de paradigma en relación a las juventudes alineadas a ideologías rígidas o a colores, las derechas o las izquierdas. Necesita jóvenes que piensen con libertad, actúen con sentido crítico y común, que abracen causas justas y nobles. Especialmente, cuando observamos su movilización por las causas profundamente humanas como la justicia climática y protección ambiental, la igualdad de género, la salud mental y la autodeterminación de los cuerpos. Son estos liderazgos independientes, disruptivos y progresistas los que pueden renovar el panorama político y demostrar que otra forma de hacer política no solo es posible, sino urgentemente necesaria.

3. La pedagogía como poder político.

Recolectar firmas para conformar listas independientes no es solo un trámite administrativo: es un acto político y pedagógico. Es ahí donde los jóvenes pueden explicar qué son los Consejos de Juventud, para qué sirven y cómo transformar la representación en acción concreta. Escuchar, proponer y conectar con las comunidades juveniles es lo que siembra la semilla de una democracia viva y participativa. El respaldo ciudadano no se hereda ni se impone, se gana.

4. Proyectos reales, no promesas ficticias o vacías.

La inscripción de listas a los Consejos de Juventud debe trascender los discursos grandilocuentes, por suerte la registraduría exige planes de trabajo claros, centrarse en proyectos medibles y coherentes con las necesidades juveniles reales es un imperativo categórico. No se trata de improvisar ni de replicar discursos polarizantes, sino de construir propuestas serias sobre educación, empleo, ambiente, salud, tecnología, arte, cultura y bienestar. Liderar es planear, ejecutar y transformar, no solo agitar consignas.

5. La organización como clave de la victoria.

Una vez validadas las firmas, comienza el verdadero reto: movilizar la campaña con inteligencia estratégica. La juventud debe entender que participar en política también implica respetar los tiempos, gestionar recursos, coordinar equipos, formar testigos y vigilar el proceso electoral. Solo la disciplina organizativa puede convertir la indignación en resultados tangibles (Clave respetar los tiempos del calendario electoral) Porque solo el que se organiza, gana. Y las juventudes no están para seguir el juego viejo, sino para ganarlo imponiendo nuevas reglas.

Por:

Walter Duarte H - Columnista 
Disruptivos por Colombia.


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