¿DÓNDE ESTÁN LOS JÓVENES EN LOS PDT?

Walter Andrés Duarte Hernández
10/05/2020 Consultor
Fundación Impulsa Futuro

Aparentemente dos temas han cubierto todo el interés de la opinión pública, por una parte el cubrimiento periodístico sobre la pandemia ocupando como es evidente centenares de titulares, entrevistas, reportajes y todo tipo de contenidos en la mayoría de medios y canales, por otro lado, las noticias relacionadas a las anheladas ayudas y medidas de asistencia social y económica que demandan las regiones y los ciudadanos de los gobiernos. Muchas noticias relevantes han sido opacadas de la vida nacional, en esta opinión un llamado de atención a todos los jóvenes lectores frente a sus derechos e intereses dentro de los PLANES DE DESARROLLO TERRITORIAL.

Otra semana de cuarentena obligatoria ha pasado, más de cuarenta y cinco días de confinamiento han servido para pensar todo tipo de cosas, una de tantas, la prioridad que los dirigentes políticos de dan a los jóvenes en la construcción de sociedad, de transformación y cambios en los territorios.

Al terminar la lectura del borrador del Plan de Desarrollo del Departamento del Tolima completo el análisis de cinco Borradores de planes de desarrollo territorial (exactamente dos de departamentos, uno de la capital de la nación y tres de municipios); he encontrado bastantes sorpresas... parcos diagnósticos, ausencia de linea base y medidas nulas, cortas o tibias sobre la crisis contemporánea. También encontré "cierto olvido" de algunas de las propuestas más rimbombantes anunciadas en los planes de gobierno de los gobernantes y, sobretodo, tímidas apuestas por el desarrollo integral de los jóvenes y los campesinos en los territorios.

Hasta la saciedad se ha exaltado la importancia que tienen las hojas de ruta (Planes de desarrollo territorial) para la superación de problemas y la resolución de conflictos que afrontan los territorios y/o las comunidades. Sin embargo la tímida o nula inclusión de programas y metas para el fortalecimiento del tejido Juvenil dejan entrever la poca prioridad o importancia que se le brinda hoy al bono demográfico nacional dentro de la agenda política, una oportunidad única de progreso y transformación social.

Los espacios de participación juvenil contemplados en las Leyes Estatutarias 1622/2013 y 1885/2018 respectivamente, solo se ven mencionados en algunos borradores del plan de desarrollo territorial (Asambleas de juventud, Plataformas de juventud, Comisiones de concertación y decisión...), muchas veces solo ceñidos al cumplimiento de forma (Agendas, Resoluciones, Decretos), más no a la conformación o fortalecimiento de los Sistemas Municipales y Departamentales de Juventud, donde se evidencien metas y garantías plenas para el efectivo goce de derechos.

La pobreza extrema y multidimensional, el analfabetismo (Natural y digital), la deserción escolar, la discriminación, la drogadicción, el suicidio, el desempleo, el embarazo adolescente, la informalidad, la salud mental o la crisis de identidad en los jóvenes (Por nombrar solo algunos problemas que afectan a los jóvenes) no parecieran ser la mayor preocupación de muchos gobernantes.

Ni siquiera las disposiciones de obligatoriedad señaladas en las Directivas 003/2017 y 002/2020 de la Procuraduría General de la Nación han servido para que Alcaldes y Gobernadores tomen en consideración a los jóvenes en buena parte de Colombia y, jóvenes y Consejeros Territoriales de Planeación han omitido las medidas necesarias de promoción, prevención y aseguramiento de derechos contemplados en el Estatuto de Ciudadanía Juvenil

Un llamado respetuoso a gobernantes, a concejales y sobre todo a los jóvenes, tengan en cuenta los espacios de participación conferidos en la Ley Estatutaria, imprescindible la formulación e IMPLEMENTACIÓN de Políticas Públicas de Juventud en los territorios, solicitar programas que promuevan verdaderamente el desarrollo de capacidades, el fortalecimiento de habilidades blandas y duras, y la financiación y ejecución de proyectos de emprendimiento (social, económico, ambiental y político), de ciencia, tecnología e innovación, de educación superior con enfoque diferencial en los territorios.
Empoderar a la juventud, es brindarle a los territorios mayores oportunidades de cambio y transformación social, asignar metas y recursos ambiciosas, cumplir con las disposiciones estatutarias en los planes de desarrollo no es capricho, lujo, es necesidad. Una inversión social altamente rentable.

Los jóvenes no necesitan más eventos aleatorios, necesitan mayores y mejores oportunidades que lleven a una realización plena de sus planes y proyectos de vida, vehículos efectivos para la superación de los retos y desafíos que plantea la segunda década del siglo XXI.

¡La juventud no es un problema, es una gran oportunidad!

Comentarios