LA PESADILLA DEL DESEMPLEO

UN MAL NATURALIZADO QUE AVANZA SIN SOLUCIÓN

22/01/2020 Consultor
Walter Andrés Duarte Hernández

Ya es bastante habitual y “natural” hablar, leer, escuchar o en el particular escribir sobre el fenómeno del desempleo en Colombia –y en el mundo-, de antemano ofrezco disculpas a todos mis lectores por brindar en esta entrega opinión personal y profesional sobre uno de los temas más trillados y comunes en los medios y debates. 


Seguramente como es habitual esperaban un contenido más creativo, peculiar e innovador; sin embargo, “no tener trabajo” es uno de los vejámenes más agudos, dolorosos y sentidos por la gente. A ellos, a los desempleados del país y, especialmente a los más de cuarenta y ocho mil desempleados que tiene el departamento del Tolima al comienzo de la segunda década del siglo XXI, estas líneas sentidas, pues ustedes las inspiran, por lo demás, un texto crítico para líderes, sectores productivos y tomadores de decisión. Los que tienen su trabajo o están en actividad laboral la lectura también es recomendada… no esperen la finalización de su contrato a término fijo, para comprender esta adversa situación. 

Como si fuera una letanía, comunicadores, académicos, expertos y políticos abordan el  tema del desempleo como un indicador de vital importancia para los debates y las discusiones letradas, los bastos informes macroeconómicos y las populares noticias de cajón; no obstante, apreciar o vivir en carne propia las realidades sociales originadas por la ausencia de trabajo han sido y serán una terrible pesadilla para las familias, la sociedad y el gobierno. 

La ausencia de empleo digno y sostenible ha provocado en la ciudadanía todo tipo de problemas y conflictos sociales, el hurto, la prostitución de menores de edad, la venta de sustancias psicoactivas, el secuestro, la extorsión, el suicidio, la vinculación a grupos y bandas delincuenciales, la conformación de movimientos alzados en armas que forjan el narcotráfico, y todo tipo de actividades ilícitas para la generación de ingresos repercuten desde luego en un mayor nivel de inseguridad y violencia –Tema frecuente en la agenda política nacional-.

El problema crece y no se soluciona de raíz.

Como respuesta a lo anterior se han promulgado un sin número de leyes, ordenanzas y acuerdos de gobierno que apuntan a que el desempleo baje y aumente la generación de ingresos en la ciudadanía; con la proclama de dar garantía de derecho al trabajo sectores vulnerables de la población Colombiana como la juventud han esperado la oportunidad de ocuparse por primera vez, desafortunadamente las medidas adoptadas por los gobiernos han sido de corto plazo o no han sido significativamente sostenibles y eficaces.

Las cifras lo dicen todo y la situación social en el departamento lo confirma, la explotación de la clase trabajadora se da cada vez en las situaciones más precarias, no solo por la dificultad para buscar un puesto de trabajo, otros factores como la injustificada remuneración a la labor empleada -incluso a horas o turnos extralimitados-, el despido sin justa causa, la promoción de contratos a término fijo que no superan los tres meses –periodo de prueba-, la subcontratación o la contemporánea vinculación de freelancer´s internacionales o nacionales sin el lleno de los requisitos legales, son solo algunos procedimientos que a toda luz violan lo contemplado en el código sustantivo del trabajo.

La pírrica mitigación del desempleo nacional y local solo demuestra la esterilidad de la ley en el largo plazo, entendiendo también que no basta la promoción de leyes si el tejido empresarial, la oferta productiva no es boyante; el declive de la industria nacional desde los años 80 y el rezago tecnológico y científico que padece el país evidencia que el liderazgo político y empresarial no son lo suficientemente operantes y se quedan cortos para dar freno a este flagelo.

Por otro lado se ha dicho que trabajo si hay, que los índices de desempleo obedecen a una falta de preparación técnica, tecnológica y universitaria de la ciudadanía, que en evidencia es un factor clave para la productividad y la competitividad de las empresas, sin embargo es notoria la promoción cada vez más frecuente de todo tipo de profesionales que deben ocuparse al rebusque –el emprendimiento por necesidad- antes de ocuparse dentro de los sectores en los cuales se formaron.

La politiquería nacional y local han sacado bastante provecho de la pobreza y la necesidad del pueblo; las alcaldías, los hospitales y las pocas empresas de economía mixta se han convertido en la única fuente de trabajo para los Tolimenses en la mayoría de municipios, donde el clientelismo toma partido especialmente después de periodos electorales –votos por contratos, puestos y direcciones-, fenómeno que desvirtúa la esencia de la democracia para proyectar el interés general -el bien común- y aflora entonces el interés personal, sin importar que proyecto se acompañe o que liderazgo político lo represente.

¿Que hacer?

Urge entonces que la ciudadanía se concientice de sus derechos, especialmente lo establecido sobre el particular en el Artículo 25. De la Constitución Política de Colombia “donde el trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.” Lo contemplado en el Código Sustantivo del Trabajo  ordenado por el artículo 46 del Decreto Ley 3743 de 1950. No basta con conocer, basta con exigir.

Prioritaria la generación rápida de todo tipo de políticas públicas de largo plazo que promuevan el crecimiento, la expansión y la consolidación del tejido empresarial, el ecosistema de emprendimiento, ciencia, tecnología e innovación. Solo un vasto musculo empresarial puede configurar una estrategia paralela de generación de empleo digno y sostenible a la generación de empleo público.

Necesaria la recuperación de la industria nacional, el desarrollo de proyectos agroindustriales y de generación de valor a la histórica producción de materias primas, la promoción del emprendimiento por oportunidad con el apalancamiento de semilleros y grupos de investigación aplicada.

Estratégica la conformación del Comité Universidad Empresa Estado Sociedad civil organizada, que permita  la estructuración de agendas conjuntas, articuladas y financiadas, que prioricen el florecimiento empresarial, la multiplicación de emprendimientos por oportunidad y el aumento del empleo, y den respaldo en definitiva a lo contemplado en el sueño visionario de "La Visión 2025 del Tolima".

Clave finalmente el aprovechamiento de las potencialidades territoriales en Colombia y en especial las que se tienen en el departamento del Tolima, nuevas economías que surgen alrededor de la biodiversidad, la industria cultural y creativa y el turismo de naturaleza forjan opciones al alcance de todos para lograr despertar de esta terrible pesadilla en la que se encuentran los Tolimenses. 
¡Nos dedicamos a llorar en el Tolima… o con el algodón del Armero Guayabal nos dedicamos a vender pañuelos!

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