DEL PENSAMIENTO VISCERAL, LA CONVENIENCIA INDIVIDUAL Y OTROS VEJÁMENES DE LA IDIOSINCRASIA POLÍTICA DE LOS PUEBLOS COLOMBIANOS

DEL PENSAMIENTO VISCERAL, LA CONVENIENCIA INDIVIDUAL Y OTROS VEJÁMENES DE LA IDIOSINCRASIA POLÍTICA DE LOS PUEBLOS COLOMBIANOS

Walter Duarte H | 05 de mayo de 2018, Murillo - Tolima

La idiosincrasia política en los pueblos de Colombia es una compleja y  curiosa paradoja –con evidencia existen minúsculas excepciones-, aquí se detalla la expresión sociopolítica de las gentes Colombianas que por tiempos históricos han padecido en carne propia la crisis, configurada en un sin número de expresiones de inicua vida: a nivel social, cultural, económica, ambiental y política. 



Es frecuente escuchar a adultos y jóvenes, a ancianos y niños despotricar de aquellos que ejercen permanentemente y con vehemencia el poder, incluso, cada problema del día a día de las gentes de a pie viene acompañado de una queja violenta sobre el gobernante actual que sus mayorías escogen, –sin exagerar- si sale el sol, si llueve, si la calle, si el vecino, si los hijos…toda una parodia irónica, pues como si fuere fantasía los Colombianos de todas las clases, culturas y regiones habituadas en espacios comunes: plazas de mercado, salas de espera en hospitales, buses públicos, filas del banco o las barras de bares, clubes, cantinas o cafeterías se quejan de esa tan evidente situación, que afecta día a día la tan publicitada calidad de vida de las personas, la tranquilidad y felicidad de familias enteras, y la limitada esperanza de decenas de descendencias. 

El estudio, curiosamente ha sido la ilusión de las antiguas generaciones que pasaron su vida entre esos desesperantes y entristecedores problemas que no se resolvieron a tiempo, incluso a pesar de las anunciadas evoluciones sociales, técnicas y tecnológicas de la humanidad, de las periódicas promesas políticas que de tarima en tarima y de reunión en reunión el viento se llevó. 

La esperanza de los padres Colombianos ha sido el estudio de sus niños, adolescentes y jóvenes, anhelando con evidencia que la situación por lo menos “suya” cambie pues ya es clara y definida su inconsciencia colectiva, curiosamente hoy en comparación con hace cincuenta años existe menos analfabetismo, más graduandos bachilleres y profesionales, magister´s e incluso doctores “De verdad” sin embargo, el hoy muestra cómo se agudizan las antiguas situaciones, otras en tanto “parecen” congeladas, controladas o quizás maquilladas. La política en Colombia no es ajena a esta parodia social, es casi cantinflesca; al analizarla históricamente con responsabilidad y criterio no se sabe si reír o llorar –amargamente-, lo cierto es que unos interpretan al dedillo toda la situación, toda esta parodia y esta “política”  muy bien, esa que década tras década roba la vida de los jóvenes, la esperanza de los atrevidos y el sueño de los arriesgados, la política despotricada que inculcaron a sus gentes, frente a la cual sus gentes inexplicablemente aún comulgan.

Habituados en este curioso escenario y siendo conscientes de la histórica situación las mayorías Colombianas, estas convergen a los criticados escrutinios políticos y generación tras generación eligen a quienes han mantenido de una forma u otra esa situación después de infinitos lamentos y atropellos, una muy buena parte de las gentes que padece, que sufre y que crítica lo que sucede, se queda en casa sin tomar postura, unos resignados, otros cómodos, apáticos y un restante de Colombianos con seguridad indolentes. Los que votan eligen en mayorías organizadas a esos que agudizan el problema social gobierno tras gobierno, cayendo en un círculo vicioso que cobró, cobra y cobrará la vida, la calidad de la misma de millones de personas. 

En cuanto la votación esta próxima a desarrollarse, las tensiones y los odios entre unos y otros crecen, la incoherencia infortunada generada por el apasionamiento y el fanatismo político de las gentes se evidencia, incluso las herencias políticas toman también su parte recalcando a los más jóvenes la costumbres sociales sin permitir el examen, la crítica o el cuestionamiento que el estudio produjo de los mismos, las minorías de pensamiento diferente siempre son censuradas, señaladas, estigmatizadas y desde tiempos inmemoriales reprimidas y excluidas; en ese frente es fidedigno asegurar que ejercer la política no deja de ser una decisión altamente peligrosa.  Finalmente los más vulnerables, los que más sufren los atropellos del continuismo nefasto olvidan durante ese periodo “el estudio” –como se anuncia anteriormente-, esa ilusión con la cual confiaron el destino de sus gentes, prefieren evitar el riesgo de lo diferente abordando la defensa de lo conocido, el sentir de sus pasiones, las líneas, filas y convicciones políticas, por hambre –pensamiento visceral- un pueblo se vende, otros por conveniencia individual contravienen sus ideales y se venden también, no les importa mucho el tema de la coherencia ética y moral, mucho menos la responsabilidad social. Día a día 'líderes' comercian al mejor postor su conciencia, tranzan su territorio, se acomodan y enfilan sus procesos por irrisorios privilegios y terminan aceptando el modelo, engañando a sus pares colombianos y traicionando completamente el juicio de su conciencia. 

La costumbre que unos provocaron, otros la alimentan, logrando sostener la parodia social en la que se encuentra Colombia, ¡Claro! La prevalencia del particular sobre el general toma lugar como resultado del diseñado y estratégico proceso educativo, muchos que fueron contra esta corriente también traicionan sus principios con frecuencia y no obstante movilizan a los ingenuos, a distraídos e incautos con su benevolente discurso al atolladero, que ellos mismos tanto criticaron, disfrazando candidatos, políticas y propuestas por amplias y convergentes visiones de esperanza, progreso y calidad de vida.

He aquí muchos de los vejámenes de la idiosincrasia política de muchos de los pueblos en Colombia, atrapados en una encrucijada social electoral, donde pareciera que sus pocos pobladores conscientes tuvieran que elegir entre el menos malo, para no perder el amigo, la familia, lo poco que han conseguido y no seguir peor. 

Por que te conozco me dueles Colombia. Pero así... asi Te amo.


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