Al final te das cuenta que ante la crisis y tus momentos difíciles los verdaderos amigos no existen, por lo menos no como los pintan y describen poemas, cuentos y novelas... No existen los incondicionales, los dispuestos a todo, los que confían todo a ti... Existen personas que en mi caso definiría como: "compañeros de algunas luchas", "seguidores de tus procesos, virtudes y proyectos" o "familiares con sentido de pertenencia... lastima o pesar". Ellos estarán en algún momento, no en todos, no SIEMPRE; si examinas tus momentos críticos lo puedes corroborar, son seres humanos y también tienen su destino, su propia vida y su propia lucha. ¿Eres tú un verdadero amigo?
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Si decides pensar estas en contra vía, entonces eres diferente, por tanto seras señalado, y si sueñas y emprendes, seras duramente cuestionado y llegaras en tu lucha al punto en el que ni tu familia, ni tus "verdaderos amigos", ni tu pareja creen en ti, te creen muy "loquillo, aventurero o revolucionario" y es en estos momentos de tu crisis cuando tocas fondo y se define inmediatamente quien eres, que piensas y de que estas echo, porque así nadie crea en ti, y el resto del mundo te crea pobre, inexperto, fracasado o incapaz, existe algo que marca la diferencia y es creer y confiar profundamente en ti, aun más cuando le sumas autodisciplina, trabajo duro, constancia y mucha pasión para cumplir esas metas, te das cuenta "asombrado", que en ese proceso te haces más fuerte, y en la medida que vas superando cada obstáculo te estas sintiendo más entusiasmado, a tal punto que cuando logras lo anhelado, ya existe otro objetivo más alto por cual luchar, paradojicamente descubres que la felicidad la encuentras en cada paso, en el camino, en confiar y creer siempre en ti. Al final en el punto máximo de tu trascendencia, el mundo al que no le importabas te aplaude, y abrazo tras beso todos jocosamente creyeron siempre en ti.
Nos cuesta mucho entender lo simple, por esto nos complicamos y creemos en fantasías; la ignorancia nos toma por las puntas y el sistema nos mantiene ciegos, atados y dormidos, de echo hasta llegar a la tumba, a sabiendas que no existe cosa más revolucionaria que levantarse y pensar, algo más inspirador que pensar y soñar en eso que tanto anhelas, momento más heroico y feliz que trascender luchando día a día en la soledad de tu creencia por alcanzar lo que realmente quieres.
Y es aquí, cuando pienso y nuevamente digo: que al final te das cuenta...
Confesión de un emprendedor.
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